Bienvenidos todos y todas

Este es mi blog que he titulado, Democracia, Participación, Justicia y Convivencia, desde donde espero poder establecer debates y permitir el intercambio de ideas y conocimientos al rededor de los temas de los cuales hago alusión en este espacio.

Desde aquí, de igual forma les estaré socializando, los procesos en los que participo, a fin de lograr una mayor participación, interés y debate.

martes, 2 de febrero de 2010

INSCRIPCION ORGANIZACIONES CONFERENCIA INTERNACIONAL DE JUVENTUD MEXICO - 2010

Hola a todos y todas para comentarles que estan abiertas las inscripciones para organizaciones (ONG) , en la Conferencia Internacional de Juventudes a desarrollarse en Mexico, esta es una oportunidad para que puedan posicionar el trabajo que han venido haciendo con la juventud en contribución con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, es de vital importancia el poder participar.

Así mísmo les pido estar pendientes para la inscripción de delegados nacionales que prontamente tambien estarán colgados con los criterios de selección en la pagina oficial de la Conferencia.

Bajo el siguiente link pueden realizar la inscripción. socialforum2010wyc@gmail.com

Oidhaco solicita a Ashton que la UE abra una investigación sobre derechos humanos en Colombia

NOTA DE PRENSA, Bruselas, 29 de enero de 2010

Bruselas, 29 de enero de 2010. Profundamente preocupada por la grave situación de derechos humanos en Colombia, Patricia Verbauwhede, presidenta de Oidhaco, ha enviado una carta a Caherine Ashton, Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Vicepresidenta de la Comisión Europea, en la que le pide que la Comisión “abra una investigación seria y eficaz, bajo el GSP+ Sistema de Preferencia Generales”, con el fin de verificar si el Estado colombiano cumple con los parámetros en materia de derechos humanos exigidos por la UE.
La presidenta de Oidhaco, basada en los informes de los cuatro relatores especiales de Naciones Unidas que visitaron Colombia en 2009, sobre Ejecuciones Extrajudiciales; sobre los Pueblos Indígenas; sobre los Defensores de Derechos Humanos; y sobre la Independencia de la Justicia, así como en el informe de 2009 del Comité Contra la Tortura, urge a Ashton a que abra esta investigación a Colombia porque las violaciones de derechos humanos que allí suceden, así lo exigen. Subraya en la carta también que, “una respuesta positiva a esta petición” por parte de Oidhaco a la Comisión Europea, “sería también un gesto alentador a favor de las víctimas de la violencia de derechos humanos en Colombia”.
Verbauwhede anexa los informes de los relatores a la carta, y destaca que en ellos “existe una larga lista de preocupaciones con respecto a la situación de Colombia y a las prácticas y políticas persistentes del gobierno colombiano que ponen en evidencia que la situación sigue siendo muy grave”. Cita como ejemplo, entre otros, las apreciaciones del relator especial para Ejecuciones Extrajudiciales, Phillip Alston, en las que afirma que las ejecuciones extrajudiciales por parte de miembros del ejército colombiano “es una práctica que se caracteriza como asesinato premeditado y a sangre fría de civiles inocentes con ánimo de beneficio”. Oidhaco añade en la carta que, la Fiscalía Colombiana, tras la visita del relator, reveló que existirían al menos 2.000 víctimas inocentes de esta práctica, cuyos casos están pendientes de investigación.
En el mismo sentido, Oidhaco a través de su presidenta en Bruselas, que se basa también en el informe del Comité Contra la Tortura de noviembre 2009, que reconoce una disminución en casos de tortura en Colombia, pero que muestra su profunda preocupación por el aumento de los casos atribuidos a las fuerzas de seguridad, y porque la impunidad prevalece, insiste en que la Comisión Europea debe abrir una investigación sobre Colombia en materia de derechos humanos en la que, “incluya también, consultas a las organizaciones de la sociedad civil, los defensores de derechos humanos, representantes de los sindicalistas, que son las víctimas de la grave situación de Colombia”.
Ante los debates que se están realizando en el Parlamento Europeo sobre el TLC con Colombia, el portavoz de Oidhaco, Emmanuel Raison, destaca que varios eurodiputados, entre ellos Los Verdes, “han denunciado ante la Comisión, las violaciones de derechos humanos en Colombia, entre ellas el asesinato de sindicalistas que hace que allí sea el lugar donde se comete el 66% de los asesinatos contra sindicalistas en el mundo”. Como consecuencia de estas denuncias, agrega Raison, “La señora Ashton comunicó a los eurodiputados que la Comisión había decidido hacer una pausa en las negociaciones del TLC con Colombia, porque, según sus apreciación, no era apropiado para la nueva Comisión Europea sacar todavía conclusiones sobre un tema tan delicado”. “Y frente a las demandas insistentes de los eurodiputados”, continúa Raison, “el Comisario de Comercio designado, el belga Karel de Gucht, se comprometió a tomar el tiempo necesario para abrir una discusión política a profundidad sobre los derechos humanos en Colombia."
Por último, Raison pone el acento en que “varios grupos políticos en la eurocámara están respaldando la solicitud hecha a la Comisión Europea, en particular los Verdes, el grupo Liberal y el de Izquierda Unitaria. En cuanto al grupo socialista, también ha sido muy activo en denunciar las graves violaciones a los derechos humanos en Colombia”.

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Oidhaco
Oficina Internacional de Derechos Humanos-Acción Colombia
Rue de la Linière 11,B 1060
Bruselas- Bélgica
Tels: 0032 25361913
0032 25361932

viernes, 6 de noviembre de 2009

DEL ESTADO DE DERECHO AL ESTADO DE OPINIÓN

Definitivamente el grado de movilización y protesta de los colombianos va cada día de mal en peor. Mientras en otros países de la región el pueblo se organiza en contra de lo que no es viable para el país, aquí los pocos que lo hacen se les llama traidores, guerrilleros y chavistas en aras de desprestigiar y deslegitimizar cualquier intento de resistencia y oposición. Estrategias que no reconocen la diversidad y la diferencia que supone un estado “democrático, social de derecho”.
Lo anterior suponiendo que aún conservamos esa categoría que nos marca la constitución nacional, cosa que en las mismas palabras del presidente el estado ha pasado a ser un estado de opinión, nuevos términos de la democracia del siglo XXI, pero que es lo que significa el que estemos en un estado de opinión. Acaso será el que las leyes son consultadas con el pueblo y es éste que determina la viabilidad de las mismas, que los ciudadanos tenemos una mayor participación en la vida pública del país y así mismo tenemos las oportunidades y garantías para decidir que se hace y que no.
Estas son algunas de las tesis plateadas por nuestro distinguido y respetado presidente el señor Álvaro Uribe en algunos eventos:




Para nuestro presidente el país está en fase superior al estado de derecho, lo que significa el los derechos como la vida, la educación, entre otros, son respetados, entonces que ha pasado con las masacres sistemáticas indígenas y campesinas en el territorio, la poca inversión en educación y la tecnificación que supone el tener un país de obreros, el desplazamiento y desarraigo de las comunidades campesinas de sus territorios; se habla a boca llena de somos más democráticos y representativos, como si no fuera la burocracia, las grandes esferas, los que tienen los recursos para estudiar en prestigiosas universidades extranjeras, los que nos siguen dirigiendo, “porque para dirigir este país hay que ir a hacer contactos con nuestros padres, los políticos de los Estados Unidos”
Lo mismo observamos con los eventos en pro de la juventud que hacen diferentes organismos, donde los que tienen la oportunidad de asistir son los hijos de los líderes políticos y hasta la participación y las organizaciones de representación se han burocratizado, sino entonces que alguien me diga cual es al caso del Espacio Iberoamericano de juventud y del Foro latino americano de juventud, por un lado jóvenes con desconocimiento del trabajo con jóvenes y lo máximo que hacen es asistir a unos cuantos foros que les da la “potestad y conocimiento para ir a hablar por la juventud del país ”, (donde está el trabajo de base), y por otro lado, se entiende, porque al gobierno no le interesa quedar mal en esta serie de encuentros y escuelas políticas por lo cual los asistentes deben de ser simpatizantes de él. Y según nuestro presidente el estado de derecho es un término que ya no aplica, porque ya estamos por encima de él.

Por otro lado en el estado de opinión lo que se hace no es a capricho de los gobernantes, sino el imperio de la ley, por encima de la interpretación de esta que puedan hacer los jueces y las cortes, cosa que no es rara para el país, porque para todos es evidente la pugna entre estos dos poderes (ejecutivo y judicial) y de la invalidación e intromisión del presidente con estas instituciones, sin embargo se habla a voz populi de que somos un país de instituciones.

Un caso más cercano es la inversión del recurso de juventud de la Gobernación del Valle, que en este año ha sido nula, desde la institución y los recursos que han gastado están bajo el rubro de administración, forma muy sutil para no decir que ha sido la publicidad del señor gobernador, otro ha sido el gasto del convenio que existe con la cooperación española – Gobernación del Valle, donde los y las jóvenes en estos dos últimos años, no se les ha invitado a la planeación de la inversión del recurso y paso de ser un ente con posibilidad de decisión a uno de socialización, donde el que decide y orienta el proceso en cuanto a lo económico es el responsable de la agencia según su parecer con muy pocas desiones desde la institución pública.

Lo que no es entendible aquí, es que si nuestro señor presidente argumenta de que las leyes corresponden a un interés superior, y si ese interés superior obedece al interés del pueblo, entonces, el pueblo realmente quería la ley de transferencias e la educación, el tratado de libre comercio y el acuerdo militar con los estados unidos, ¿Cómo nos damos cuenta de eso?, ¿Por qué no someter a decisión del pueblo el acuerdo militar?, si es verdad que supone nuestros intereses, ¿porque no se ha consultado tampoco el tema del acuerdo humanitario?, la gran cuestión es entonces ¿A qué o quiénes obedece el interés del cual habla Álvaro Uribe?.

Simplemente tenemos constantes cambios de realidades, hace un tiempo eran las relaciones políticas con los vecinos, cosa que no se ha superado, después el acuerdo militar con los EE.UU a lo que los medios privados gobiernistas no le dieron mucha eco, y su planteamiento ante la luz pública, fue como un ataque a la democracia y soberanía del país, no suscitando el debate de la pertinencia de éste para el país y ahora la pirámide más grande del país, llamada Agro ingreso seguro, que aunque sus cabezas visibles son los ex ministro y el ministro actual de agricultura, todos sabemos que eso es una política del gobierno.
Aunque pueda parecerlo, de la misma forma no estoy de acuerdo con la forma en la que se implementa el nuevo socialismo del siglo XXI, todo lo que suponga una violación y privación de los derechos humanos por parte de los estados, es un retroceso en las garantías civiles y una perdida en el respeto de los derechos humanos, de la misma forma no podemos pensar que en todo cambio se necesita que hayan privaciones, sería como decir que la violencia es justicia de acuerdo a los perspectivas y al poder que supone, y que la historia simplemente en la posteridad entra a justificarla.

Definitivamente se vislumbra como nuestro país requiere de una reforma agraria y distribución equitativa de las riquezas, que las oportunidades de estudio superior sea cada vez más y mejor, si en algo algunos analistas están de acuerdo es que estamos en el momento de aprovechar el bono demográfico que representa la juventud en estos momentos, para brindarles esas garantías y oportunidades , que nos ayuden a ser un país más equitativo, social, productivo y democrático en las próximas generaciones, no podemos olvidar que el gran éxito de la economía y del desarrollo del Brasil, que lo están posicionando como un país emergente, competitivo y económicamente fuerte, es por la inversión que sus gobiernos hicieron en la educación, la investigación y fuertemente en la disminución de la corrupción problema en que estamos sumergidos desde hace décadas y que no se ve claramente un camino o propuestas reales que nos ayuden a reducir esta flagelo.

El conservar nuestros recursos naturales, hacer realmente más inversión social y menos a la guerra de la cual somos parte, el tener en la cabeza el interés superior en garantizarle las oportunidades primero a nuestros nacionales, desarrollar formas alternativas y pacificas para intervenir los conflictos presentes y el que la sociedad colombiana deje de vivir de las limosnas y realmente comprendan y exijan sus derechos, y reducir los ejercicios politiqueros tradicionales hará que nuestro país realmente alcance un desarrollo justo y necesario del cual adolecemos.

Harold Ibargüen
Mediador social
Consultor en programas y proyectos de juventud,
Activista social por los derechos humanos y la solución pacifica de los conflictos


miércoles, 21 de octubre de 2009

¿Los Héroes en Colombia si Existen?



¿Los héroes en Colombia se existen?, o son los villanos, diganme ustedes a que tipo actor obedece las muertes selectivas y los falsos positivos para demostrar resultados en la política de nuestro presidente "SEGURIDAD DEMOCRÁTICA", aquí lo que deberíamos analizar es seguridad democrática para quien, ¿Los jóvenes campesinos de nuestro país y la seguridad aplicada bajo la premisa sirva al país muera por el?, ¿A los paramilitares y desmovilizados que después de décadas de barbarie y con infinidad de muertos y desaparecidos son beneficiados con impunidad, ayudas económicas, estudios y oportunidades de empleo y generación de ingresos? o ¿Los jóvenes y demás ciudadanos que ven como la ofertad estudiantil es escasa y la que los obliga a concebirse como obreros, sino tiene para pagar una universidad privada carisima o si no puede irse a estudiar al exterior?

Vivimos en un país de héroes porque para el estado es mejor no generar oportunidades que le den opciones a los jóvenes de hacer lo que quieran hacer para su vida, sino que simplemente les brinda la opción de las Fuerzas Armadas como único medio de superación personal.





martes, 13 de octubre de 2009

" La función política de la mentira moderna " por Alexandre Koyré.

Nunca se ha mentido tanto como ahora. Ni se ha mentido de una manera tan descarada, sistemática y constante.

Es posible argumentar que eso no es así, que la mentira es tan antigua como el mundo o, por lo menos, que el hombre mendax ab initio; que la mentira política nació con la ciudad misma, como repetidamente lo evidencia la historia; por último, sin remontarse ya a una era pretérita, que, cuando se produjo el lavado de cerebro de la Primera Guerra Mundial, y junto con la mentira propagandística de la época subsiguiente, se alcanzaron unos niveles y se establecieron unas marcas que muy difícilmente serán superados.

Sin duda, todo esto es verdad; o casi. Es cierto que el hombre se define por la palabra, que es la que soporta la posibilidad de la mentira, y que -sin que ello le desagrade a Porfirio- el mentir, mucho más que reír, es lo propio del hombre. Igualmente, es verdad que la mentira política existe desde siempre; que las reglas y la técnica de lo que antaño se llamaba «demagogia», y hoy es llamado «propaganda», han sido sistematizadas y codificadas desde hace miles de años, y que los productos de esas técnicas, la política de los imperios olvidados y abandonados, nos hablan, todavía hoy, desde lo alto de los muros de Karnak y desde las rocas de Ankara.

Es indiscutible que el hombre ha mentido siempre. Se ha engañado a sí mismo y a los demás. Ha mentido por su propio placer -por el placer de ejercer esa facultad tan sorprendente de «decir lo que no es»-, y de crear, por medio de su palabra, un mundo en el que sólo él es responsable y autor.

Ha mentido también para defenderse: la mentira es un arma. El arma favorita del inseguro y del débil, que, al confundir al adversario, se engrandece y se venga, así, de él.
Pero no vamos a proceder aquí al análisis fenomenológico de la mentira, ni al estudio del lugar que ocupa en la estructura del ser humano: esto nos llevaría demasiado tiempo. Sólo a la mentira moderna y, más concretamente, a la mentira política moderna, en especial, quisierámos consagrar algunas reflexiones. Ya que, a pesar de las críticas que nos hagan, y de las que nos hacemos a nosotros mismos, estamos convencidos de que en este terreno quo nihil antiquius, la época actual, o más exactamente, los estados totalitarios han innovado poderosamente.

Sin duda, la innovación no es total, y los regímenes totalitarios no han hecho más que llevar al límite ciertas tendencias, ciertas actitudes, ciertas técnicas que existían mucho antes que ellos. Pero no hay nada absolutamente nuevo en el mundo, todo tiene sus fuentes, sus raíces y sus orígenes; y todo fenómeno, todo concepto, toda tendencia, empujados hasta sus extremos, se alteran, se transforman en algo sensiblemente diferente.

Así pues, mantenemos que nunca se ha mentido tanto como se hace hoy en día, y que nunca se ha mentido tan masiva, tan íntegramente como en la actualidad.
Nunca se ha mentido tanto..., en efecto, día a día, hora a hora, minuto a minuto, se vierten mentiras en el mundo, a raudales. La palabra, los escritos, el periódico, la radio... todo el progreso técnico se ha puesto al servicio de la mentira. El hombre moderno -refiriéndonos de nuevo al hombre totalitario-, se baña en la mentira, respira la mentira, está sometido a la mentira en todo momento de su vida.

En cuanto a la calidad -nos referimos a la calidad intelectual- de la mentira moderna, ha evolucionado en sentido inverso a su extensión. Es comprensible, por lo demás. La mentira moderna -ahí radica su valor distintivo-, está fabricada en serie y se dirige a la masa. Ahora bien, toda producción de masas, es decir y especialmente, toda producción intelectual destinada a la masa, está obligada a rebajar su rasero. Así como no hay nada más refinado que la técnica de la propaganda política moderna, no hay tampoco nada tan burdo como el contenido de sus aserciones, que manifiestan un desprecio tan absoluto y total por la verdad. E incluso por la propia verosimilitud. Desprecio que no es sino igualado, y lo supone además, por el de las facultades mentales de aquellos a los que se dirige.

Podríamos preguntarnos incluso -de hecho, nos lo preguntamos efectivamente-, si tenemos todavía el derecho de hablar aquí de «mentira». Así, el concepto de «mentira» presupone el de la veracidad, de la cual ella es su opuesto y su negación, lo mismo que el concepto de falsedad presupone el de verdad. Ahora bien, las filosofías oficiales de los regímenes totalitarios proclaman unánimemente que la concepción de la verdad objetiva, una para todos, no tiene ningún sentido; y que el criterio de «Verdad» no remite a su valor universal sino a su conformidad con el espíritu de la raza, de la nación o de la clase, su utilidad racial, nacional o social. Prolongando y llevando hasta el extremo las teorías biologicistas, pragmáticas, activistas de la verdad y consumando lo que muy bien se ha llamado «la traición de los intelectuales», las filosofías oficiales de los totalitarismos niegan el valor propio del pensamiento que, para ellos, no es una ilustración sino un arma; su fin, su función, dicen ellos, no es revelarnos la realidad, es decir, lo que realmente es, sino que nos ayudan a modificarla, a transformarla, guiándonos hacia lo que no es. Por todo ello, como ha sido reconocido durante mucho tiempo, el mito a menudo es preferido a la ciencia, y la retórica que se dirige a las pasiones es preferido a la demostración dirigida a la inteligencia.

También en sus publicaciones (incluso en las que se dicen científicas), en sus discursos y, por supuesto, en su propaganda, los representantes de los estados totalitarios se preocupan muy poco de la verdad objetiva. Más fuertes que Dios todopoderoso, transforman a su antojo el presente, e incluso el pasado. Se podría concluir, y se ha hecho a veces, diciendo que los regímenes totalitarios se sitúan más allá de la verdad y de la mentira.

Creemos, por nuestra parte, que eso no tiene importancia. La distinción entre la verdad y la mentira, lo imaginario y lo real, queda bien justificada en el interior mismo de las concepciones y de las estados totalitarios. Es sólo su lugar y su papel los que en cierta manera están intercambiados: los totalitarismos están fundados sobre la primacía de la mentira.

El lugar de la mentira en la vida humana es muy curioso. Los códigos de moral religiosa, al menos en lo que concierne a las grandes religiones universalistas -sobre todo, las que están instauradas en el monoteísmo bíblico-, condenan la mentira de una manera rigurosa y absoluta. Esto es evidente: su Dios, siendo el de la luz y el de ser, resulta por fuerza el de la verdad. Mentir, esto es, decir lo que no es, deformar la verdad y velar el ser es, por tanto, pecado; e incluso, un pecado muy grave, pecado de orgullo y pecado contra el espíritu, pecado que nos separa de Dios y nos opone a Dios. La palabra de un justo, al igual que la palabra divina, no puede y no debe ser sino verdadera.

Las morales filosóficas, dejando de lado algunos casos de rigor extremo, como los de Kant y Fichte, son en general mucho más indulgentes. Más humanas. Intransigentes en lo que concierne a la forma positiva y activa de la mentira, suggestio falsi, lo son mucho menos en lo que concierne a su forma negativa y pasiva, suppressio veri. Saben que, según el proverbio, «no es conveniente decir siempre la verdad», al menos no se debe decirla siempre ni a todo el mundo.

Mucho más que las morales con base puramente religiosa, las morales filosóficas tienen en cuenta el hecho de que la mentira se expresa por medio de las palabras6 y de que toda palabra se dirige a alguien. No se miente «en el aire». Se miente -cuando se dice o no se dice la verdad- a alguien. Ahora bien, si la verdad es el «alimento del alma», ésta es la de las almas fuertes. Y puede ser peligrosa para los demás. Al menos en estado puro. Incluso puede herirlos. Hay que dosificarla. Diluirla. Revestirla. Además, hay que tener en cuenta las consecuencias del uso que harán a quienes se les diga.

Por tanto, en líneas generales, no existe la obligación moral de decir la verdad a todo el mundo. Y no todo el mundo tiene derecho a exigírnosla.

Las reglas de la moral social, de la moral real que se expresa en las costumbres y que rige, de hecho, nuestras acciones, son mucho más cobardes aún que las de la moral filosófica. Esas reglas, generalmente, condenan la mentira. Todo el mundo sabe que «está feo» mentir. Pero esta condena está lejos de ser absoluta. La prohibición está muy lejos de ser total. Hay casos en los que la mentira se ve permitida, tolerada e incluso recomendada.

Una vez más, el análisis minucioso nos llevaría mucho más lejos. Grosso modo se puede constatar que la mentira es tolerada en tanto que no perjudica el buen funcionamiento de las relaciones sociales, en tanto que «no hace daño a nadie». Está permitida siempre que no lacere el vínculo social que une al grupo, es decir, siempre que se ejerza no en el interior del grupo, entre «nosotros», sino fuera de él: uno no engaña a los «suyos»; en cuanto a los «otros»... lo siento, ¿pero no son precisamente los «otros»?

La mentira es un arma. Por lo tanto, es lícito emplearla para la lucha. Incluso sería estúpido no hacerlo. Por supuesto, a condición de no utilizarla más que contra el adversario y no volverla en contra de los amigos y aliados.

Así pues, a grandes rasgos, se puede mentir al adversario, engañar al enemigo. Hay pocas sociedades, como los maoríes, que sean tan caballerescas como para prohibirse las astucias en la guerra. Hay todavía menos, como los cuáqueros o los wahhabíes, que sean tan religiosos hasta el punto de prohibirse toda mentira con el otro, el enemigo, el adversario. Casi por doquier se admite que el engaño está permitido en la guerra.

La mentira, en líneas generales, no está recomendada en las relaciones pacíficas. Sin embargo (por ser el extranjero un enemigo potencial), la veracidad nunca ha sido considerada como la cualidad preferida de los diplomáticos.

La mentira es más o menos admitida en el comercio; aún así, las costumbres nos imponen límites que tienen tendencia a hacerse cada vez más estrechos. No obstante, las costumbres comerciales más rígidas toleran sin protestar la mentira que se reconoce como reclamo. La mentira resulta, pues, tolerada y admitida. Pero precisamente... no debe ser sino tolerada y admitida. En ciertos casos. Hay alguna excepción, como en la guerra, durante la cual, únicamente, utilizarla se convierte en algo justo y bueno.

Pero, ¿y si la guerra, estado excepcional, episódico, pasajero, se convierte en estado perpetuo y cotidiano? Está claro que la mentira, de ser excepcional, pasaría también a ser cotidiana, y que un grupo social que se viera y se sintiera rodeado de enemigos, no dudaría jamás en emplear contra aquellos la mentira. Verdad para los suyos, falsedad para los otros: se convertiría en una regla de conducta, se introduciría en las normas del grupo en cuestión.

Vayamos más lejos. Consumemos la ruptura entre «nosotros» y los «otros». Transformemos la hostilidad de hecho en una enemistad en cierto modo esencial, fundada en la naturaleza misma de las cosas. Sometamos a nuestros enemigos más amenazantes y poderosos. Está claro que todo grupo, situado de esta manera en medio de un mundo de adversarios irreductibles e irreconciliables, vería abrirse un abismo entre ellos y él mismo, un abismo que ninguna vinculación, ninguna obligación social, podría franquear. Parece evidente que en y para un grupo como éste, mentir -mentir a los otros, claro está-, no sería un acto simplemente tolerado, ni siquiera una simple regla de conducta social: se haría obligatorio, se convertiría en una virtud. En cambio, la veracidad fuera de lugar, la incapacidad de mentir, muy lejos de ser considerada como un gesto caballeresco, se convertiría en una tara, un signo de debilidad y de incapacidad.

El análisis tan resumido e incompleto que acabamos de exponer no es -ni mucho menos-, un simple ejercicio dialéctico, un estudio abstracto de una posibilidad puramente teórica. Sino al contrario: no hay nada más concreto y más real que los grupos sociales cuya descripción esquemática hemos intentado esbozar. No sería difícil dar, ni incluso multiplicar, ejemplos de sociedades cuya estructura mental presenta, en varios planos, los rasgos fundamentales o, si se prefiere, la perversión fundamental que acabamos de señalar.

Ahora bien, estos niveles, a los que por otro lado hemos seguido en escala ascendente, expresan, según nos parece, la acción de tres factores:

1) El grado de alejamiento y de oposición entre los grupos en cuestión. Existe, lejos de la hostilidad natural por el extranjero, enemigo potencial e incluso enemigo real, un odio sagrado que inspiran los combatientes en una guerra religiosa; y, lejos de aquella también, la ferocidad biológica que anima a los que participan en una guerra de exterminación racial.

2) La relación de fuerzas, es decir, el grado de peligro que amenaza al grupo estudiado por parte de sus vecinos-enemigos. La mentira, ya lo hemos dicho, es un arma, y sobre todo, el arma del más débil: no se emplea la astucia contra los que es fácil aplastar sin grandes riesgos: se actuará con astucia, se engañará al contrario para poder escapar del peligro.

3) El grado de frecuencia de contactos entre los grupos hostiles y sus miembros. En efecto, si estos grupos, sea cual sea su grado de hostilidad, no entran nunca en contacto, o sólo en el campo de batalla, si los miembros de un grupo no frecuentan nunca la sociedad de los otros, tendrán, fuera del ardid guerrero, rara ocasión de mentir a éstos. La mentira presupone el contacto; implica y exige el intercambio.


Este último comentario nos obliga a dejar de lado el análisis para más adelante. Suprimamos la existencia autónoma de nuestro grupo. Sumerjámonos por completo en el mundo hostil de un grupo extranjero, adentrémonos en el seno de una sociedad enemiga, con la que, sin embargo, entramos en contacto diariamente: está claro que en y para el grupo en cuestión, la facultad de mentir será mucho más necesaria, y la virtud de mentir más apreciada que la presión exterior, que la tensión entre «nosotros» y los «otros», que la enemistad de los «otros» hacia «nosotros», que la amenaza que esos «otros» hacen pesar sobre «nosotros», crecerá y aumentará de intensidad.

Llevemos todo hasta el límite; hagamos crecer la hostilidad hasta volverla absoluta y completa. Está claro que el grupo social del que estamos a punto de seguir sus avatares se encontrará obligado a desaparecer. A desaparecer de hecho, o bien, aplicando hasta el extremo la técnica y el arma de la mentira, a desaparecer a los ojos de los otros, a escapar de sus adversarios y eludir su amenaza refugiándose en la oscuridad del secreto.

El cambio de posición, en adelante, será absoluto: la mentira para nuestro grupo, convertido en grupo secreto, será más que una virtud. Se convertirá en la condición de su existencia, en su modo cotidiano de ser, el fundamental y prioritario.

Por el mero hecho de ser secreto, ciertos rasgos característicos propios de todo agregado social se encontrarán acentuados y exagerados fuera de toda medida. Así, por ejemplo, todo grupo erige una barrera más o menos permeable y salvable entre él mismo y los otros; todo grupo reserva para sus miembros un trato privilegiado, establece entre ellos un cierto grado de unión, de solidaridad, de «amistad»; todo grupo atribuye una particular importancia al mantenimiento de ciertos límites de separación entre él y los «otros», y por tanto, a la salvaguardia de elementos simbólicos que forman, de algún modo, su contenido; todo grupo, el vivente al menos, considera la pertenencia al grupo como un privilegio y un honor, y ve en la fidelidad a su grupo un deber para con sus miembros. Cualquier agregado social, por lo tanto, desde que se consolida y consigue una cierta expansión, implica una cierta organización, una cierta jerarquía.

Todos esos rasgos aparecen exasperados en una agrupación secreta; la barrera, permaneciendo en ciertas condiciones franqueable, se vuelve impermeable, la integración en el grupo se convierte en una prueba iniciática irrevocable, la solidaridad se transforma en una dependencia apasionada y exclusiva; los símbolos adquieren un valor sagrado, la fidelidad al grupo se convierte en el deber supremo, a veces incluso único, de sus miembros; en cuanto a la jerarquía, convirtiéndose en secreta, adquiere también ella misma, un valor absoluto y sagrado; la distancia entre sus escalafones aumenta, la autoridad se vuelve ilimitada y la obediencia perinde ac cadaver es la regla y la norma de las relaciones entre el miembro del grupo y sus jefes. Pero todavía hay más. Toda sociedad secreta, bien sea un grupo de doctrina o bien de acción, una secta o una conspiración -y, por lo demás, siendo bastante difícil trazar el límite entre estos dos tipos de grupos, pues el grupo de acción será, o se convertirá casi siempre, en un grupo de doctrina-, es un grupo secreto o incluso de secretos. Queremos decir que, aún cuando sea un mero grupo de acción, como una banda de gansters o una conspiración de pasillos, no posee rasgos de doctrina esotérica y secreta en la que esté obligado a salvaguardar los misterios escondiéndolos a los ojos de los no iniciados, y su existencia misma está indisolublemente ligada al mantenimiento de un secreto e incluso de un doble secreto; del secreto de su propia existencia al igual que el de los fines de su acción.

Por todo ello, el deber supremo del miembro del grupo secreto, el acto con el que expresa su afinidad y su fidelidad a éste, el acto por el cual se afirma y se confirma su pertenencia a dicho grupo, consiste, paradójicamente, en la disimulación de este hecho. Disimular lo que se es, y, para poder hacerlo, simular lo que no se es: ahí radica, pues, el mecanismo de subsistencia que, necesariamente, cualquier sociedad secreta impone a sus miembros.

Disimular lo que se es, fingir lo que no se es... Esto implica, sin lugar a dudas, no decir -nunca- lo que se piensa ni lo que se cree, y también decir -siempre- lo contrario. Así, para todo miembro de un grupo secreto, la palabra no es más que un medio para ocultar su propio pensamiento. Por lo tanto, todo lo que dicen es falso. Toda palabra, al menos todo discurso en público, es mentira. Sólo las cosas que no dicen o al menos que no revelan más que a los «suyos» pueden, o no, ser verdad.

La verdad resulta, pues, siempre esotérica y oculta. Nunca es accesible al común, al profano. Ni siquiera lo es para el que no está completamente iniciado.

Todo miembro de una agrupación secreta, digno de su papel, tiene plena consciencia de ello. Por lo tanto, jamás creerá lo que oiga decir en público por un miembro de su propia asociación, y sobre todo, no admitirá jamás como verdadero algo que sea públicamente proclamado por su jefe. Ya que no es a él a quien se dirige su jefe, sino a los «otros», a esos «otros» a quienes tiene el deber de cegar, estafar, engañar. Y, entonces -de nuevo con una paradoja-, sólo en el rechazo de creer en lo que dice y proclama se expresa la confianza del miembro del grupo en su jefe.

Sin duda, podría objetarse que nuestro análisis, tan justo como sea, se aleja de su objeto. Los gobiernos totalitarios no son, desgraciadamente, ni más ni menos que sociedades secretas, rodeadas de enemigos amenazantes y poderosos, y se ven obligados, por este hecho, a buscar la protección de la mentira, a esconderse, a disimular. E incluso los «partidos únicos» que forman el armazón de los regímenes totalitarios, no pueden, nos dirán, tener nada en común con los grupos de conspiradores: operan en pleno día. También, lejos de querer encerrarse, y levantar una barrera entre ellos mismos y los otros, su fin, reconocido y patentado, es precisamente el de absorber a todos esos «otros», englobar y abarcar a la nación (o a la raza) entera.

Por otra parte, cabría discutir el vínculo que pretendemos establecer entre totalitarismo y mentira. Podríamos valorar que, aunque lejos de ocultar y disimular los fines cercanos y lejanos de sus acciones, los gobiernos totalitarios siempre los han proclamado urbi et orbi (para lo que ningún estado democrático ha tenido nunca el valor), y que es ridículo acusar de mentir a alguien que como Hitler anunció públicamente (e incluso lo imprimió, negro sobre blanco, en Mein Kampf ) el programa que a continuación realizó punto por punto.

Todo lo cual, sin duda, es acertado; pero sólo en parte. Y por ello las objeciones que acabamos de formular no nos parecen de ninguna manera decisivas.

Es verdad que Hitler (como los otros caudillos de estados totalitarios), anunció todo su programa de acción públicamente. Pero, precisamente porque sabía que no sería creído por los «otros», que sus declaraciones no serían tomadas en serio por los no iniciados, precisamente así, diciéndoles la verdad, estaba seguro de engañar y adormecer a sus adversarios. Sería, pues, ésta una vieja técnica maquiavélica de la mentira en segundo grado, técnica perversa por antonomasia, y en la que la verdad misma se convierte en puro y simple instrumento de engaño. Parece claro que la tal «verdad» no tiene nada que ver con la verdad.

También es cierto que ni los estados ni los partidos totalitarios son sociedades secretas en el sentido mismo del término y que actúan públicamente. E incluso con gran respaldo de publicidad; y es que justamente en esto consiste la innovación de la que tanto hemos hablado. Son conspiraciones a la luz del día.

Una conspiración en pleno día -forma nueva y curiosa de un grupo de acción, propia de la época democrática, de la época de civilización de masas-, no está rodeada de amenazas, ni tiene, pues, necesidad de disimular. Más bien al contrario, estando obligada a hacer reaccionar a las masas, a ganarse a la gente, a englobar y organizar el mundo, necesita aparecer a la luz, e incluso a concentrar esa fuerza sobre sí mismos y sobre sus cabecillas. Ni siquiera los agrupados necesitan esconderse; al revés, pueden exhibir su pertenencia al grupo, al «partido», pueden hacerlo visible y reconocible a los otros e incluso por sus símbolos exteriores, emblemas, insignias, brazaletes o uniformes, o por sus gestos rituales consumados en público. Pero mientras que los miembros de una sociedad secreta -y a pesar del hecho, ya mencionado, de que la conspiración en pleno día tiende a convertirse en una organización de masas-, guardarán una distancia entre ellos y los otros; la adopción de signos exteriores de pertenencia al «partido» no hará más que acentuar la oposición y hacer más sólida la barrera que les separa de los de fuera; la fidelidad al grupo será la virtud principal de sus miembros; la jerarquía interna del «partido» adquirirá el aspecto y tendrá la estructura de una organización militar, y la regla non servatur fides infidelibus será aún más escrupulosamente observada. Ya que la conspiración a la luz del día, si no corresponde a una sociedad secreta, es al menos propia de una sociedad con secreto.

La victoria, es decir, el éxito de la conspiración, no destruirá los rasgos que acabamos de citar; se limitará a debilitar a algunos, aunque, en cambio, fortalecerá a otros y particularmente, reforzará el sentimiento de superioridad de la nueva clase dirigente, su convicción de pertenecer a una élite, a una aristocracia integramente separada de la masa.

Los regímenes totalitarios no son sino conspiraciones, resultantes del odio, el miedo, la envidia, nutridas por un deseo de venganza, de dominación, de rapto; confabulaciones que han conseguido, o mejor, y ese es un punto importante, que han logrado parcialmente el éxito, que han conseguido imponerse en su país hasta conquistar el poder, adueñándose del Estado. Pero que no han logrado -todavía- realizar los fines que se han propuesto, y, precisamente por ello, continúan conspirando.

Podríamos preguntarnos si el concepto de conjurar a la luz del día no es una contradicción in adjecto. Una conspiración implica misterio y secreto. ¿Cómo podría hacerse a la vista de todos?

Sin duda. Toda confabulación implica un secreto; secreto que concierne precisamente a los fines de sus actuaciones, fines que debe disimular justamente para poder alcanzarlos y que no son conocidos sino a quienes les concierne. Pero la conspiración a la luz del día no es una excepción a la regla, ya que, como decimos, no siendo una sociedad secreta propiamente dicha, es de todas maneras una sociedad con secreto.

¿Cómo una sociedad de este tipo, es decir, una sociedad que actúa en la plaza pública , que busca organizar a las masas, y cuya propaganda se dirige a las masas, podría mantenerse en secreto? La pregunta es completamente legítima. Pero la respuesta no es tan difícil como parecería en principio. Es incluso bastante simple, porque sólo hay un medio de guardar un secreto: el de no revelarlo o el de revelarlo sólo a quienes confiamos, a una élite de iniciados.
Ahora bien, en una conspiración a ojos vistas, esta élite, que únicamente está volcada a los fines reales del complot, está formada naturalmente por los jefes, los dirigentes del «partido». Y como éste ejerce una acción pública y sus jefes reaccionan en público y están obligados a exponer públicamente su doctrina, hacer discursos públicos y declaraciones públicas, resulta que el mantenimiento del secreto implica la aplicación constante de esta regla: toda aserción pública es un criptograma y una mentira; una aserción doctrinal tanto como una promesa política, una teoría o fe oficial tanto como una obligación contraída por compromiso
.

Non servatur fides infidelibus sigue siendo la regla suprema. Los iniciados lo saben. Los iniciados y los que son dignos de serlo. Comprenderán, descifrarán y traspasarán el velo que enmascara la realidad.

Los otros, los adversarios, la masa, incluida la masa de adherentes al grupo, aceptarán como verdades las aserciones públicas, y por ello mismo, se revelarán indignos de recibir la verdad secreta y de formar parte de la élite.

Los iniciados, los miembros de la élite -y todo ello, merced a una especie de saber intuitivo y directo- participan del pensamiento íntimo y profundo del jefe, conocen los fines secretos y reales del movimiento. De modo que no se sienten confundidos por las contradicciones y las inconsistencias de sus aseveraciones públicas: saben que tienen como fin defraudar a la masa, a los adversarios, a los «otros», y admiran al jefe que maneja y practica con maestría la mentira. En cuanto a los otros, a los que los creen, demuestran por este mismo hecho que son insensibles a la contradicción, impermeables a la duda e incapaces de pensar.

La actitud espiritual que acabamos de describir, actitud que corresponde a todos los estados totalitarios -y sobre todo, claro está, al régimen totalitario por excelencia, es decir, el régimen hitleriano-, implica, evidentemente, una concepción del hombre, una antropología. Sin embargo, aunque antítesis de la antropología democrática o liberal, la antropología totalitaria no estriba de ninguna manera en un cambio de valores que, rebajando el pensamiento, la inteligencia, la razón, sitúa en la cima del ser humano las fuerzas oscuras, «telúricas», del instinto y de la sangre. Sin lugar a dudas, la antropología totalitaria insiste en la importancia, el papel y la primacía de la acción. Pero de ningún modo desprecia la razón. O por lo menos, lo que desprecia -o más exactamente, lo que aborrece-, no son sino sus más altas formas, la inteligencia intuitiva, el pensamiento teórico, el nous como lo llamaban los griegos. En cuanto a la razón discursiva, la razón razonante y calculadora, realmente su valor no es desdeñado en absoluto. Todo lo contrario. La sitúa en una cima tan alta que la hurta al común de los mortales.

En la antropología totalitaria, el hombre no se define por el pensamiento, la razón o el juicio, justamente porque, según aquélla, la inmensa mayoría de los hombres está desprovisto de ellos. Por otro lado, ¿podemos seguir hablando de hombre? De ninguna manera. Ya que la antropología totalitaria no admite la existencia de una esencia humana única y común a todos37. Entre un hombre y «otro hombre» no habría diferencia, una diferencia de grado, sino una diferencia de naturaleza. La vieja definición griega que designa al hombre como un zoon logicon, descansa en un equívoco: no hay relación necesaria entre logos -razón y logos -palabra, como tampoco existe medida común entre el hombre, animal razonable y el hombre, animal que habla. Ya que el animal hablante es ante todo un animal crédulo, y el animal crédulo es precisamente el que no piensa.

A su juicio, el pensamiento, es decir la razón -discernimiento de lo verdadero y lo falso, decisión y juicio-, se estima como algo raro y muy poco extendido en el mundo: sería un asunto de la élite y no de la masa. Y esta última se ve guiada o, mejor, movida por el instinto, la pasión, por los sentimientos y resentimientos. En ella, no sabe pensar. Ni querer. No sabe sino obedecer y creer39.

Y cree todo lo que oye. Con tal de que se lo digan con suficiente insistencia. Con tal de que halaguen sus pasiones, sus odios y sus pavores. Por lo tanto, es inútil intentar permanecer más acá de los límites de la verosimilitud: al contrario, cuanto más descarada, masiva y cruelmente se miente, mejor se será creído y seguido. Resulta inútil igualmente intentar evitar la contradicción: la masa nunca la percibirá; es inútil hacer concordar lo que se dice a unos con lo que se cuenta a los otros: nadie creerá lo que se comenta a los otros, y todo el mundo creerá lo que se le dice a él; es inútil aspirar a la coherencia: la masa carece de memoria; es inútil disimularles la verdad: es radicalmente incapaz de percibirla; es inútil incluso esconderles que se la engaña; no comprenderá jamás que se trata de eso mismo, que se trata del tratamiento al que se la somete.

Toda la antropología a la que nos referimos está en la base de la propaganda de los miembros de esa conspiración a la luz del día: y el logro mismo que le acompaña explica el desprecio literal y sobrehumano de los totalitarios -nos referimos a los miembros de la élite que sabe- por la masa, tanto por la que forman sus adversarios, como la que constituyen sus adherentes, es decir, por todos los que les creen y les siguen; y asimismo por todos los que, sin seguirles, les creen. No vamos a contestar al fundamento de esta actitud. Nos parece suficientemente justificada. Por lo demás, los representantes y los jefes de los regímenes totalitarios están bien situados como para poder juzgar el valor intelectual y moral de sus adherentes, de sus estafados.

Nos limitaremos a constatar simplemente que si el triunfo de la conspiración de los totalitarios puede considerarse como un prueba experimental de su doctrina antropológica así como de la perfecta eficacia de sus métodos de enseñanza y de educación basados en la mentira, esta experiencia no sirve más que para sus propios países y para sus pueblos. No sirve para los demás y, notablemente, no vale para los países democráticos que, después de todo, obstinados e incrédulos, se han mostrado reacios a la propaganda totalitaria: pues, en esos países, esta propaganda, aunque sostenida por pequeñas conjuras locales, no ha podido, en fin de cuentas, equivocar sino a una parte de la sedicente «élite social».

De modo que, y por una última paradoja -que en el fondo no es más que una sola-, precisamente las clases populares de los países democráticos, de esos países pretendidamente degenerados y bastardos, se han revelado como pertenecientes a una categoría superior de la humanidad, de estar compuestas por hombres inteligentes, según los principios mismos de la antropología totalitaria, y son, en cambio, los seudo-aristócratas totalitarios, los que representan su categoría inferior, la del hombre crédulo que no logra pensar.

( Revista AEN, Nº63. Traducción de M.ª José Pozo Sanjuán )

1943, revista RENNAISSANCE

Revista AEN, Nº63. Traducción de M.ª José Pozo Sanjuán

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Reflexiones Sobre la Dinámica del SDJC - Valle del Cauca


Hola a todos y todas

Desde hace algun tiempo he tomado una pasición observadora de acuerdo al proceso del SDJC, posición que me ha permitido llegar a los siguientes puntos:

1. ¿Cual es la dinámica del SDJC?, ¿Existe el SDJC? o solo existe el nodo Cali, son preguntas que hago debido a la poca incidencia de los diferentes nodos en el departamento y frente a la inexistencia de una agenda de trabajo colectivo.

2. A principios del año se empezaron a impulsar unas iniciativas para reactivar la dinámica del SDJC, iniciativas que estuvieron planteadas desde el año pasado, cuando se generó un plan de acción, se generaron algunos propuestas en producción y de reforzar la imagen del SDJC; propuestas que fueron planteadas por el nodo central y fueron concertadas en varias ocasiones en Asamblea del SDJC. Cuyunturalmente dentro de la Gobernación y la Aecid, se habia priorizado invertir el año anterior solo en la construcción de Mediux, esa priorización dificultó mucho la consolidación del SDJC que estaba enmarcada dentro del plan de acción que habiamos establecido y los productos a los que se queria llegar, como era la realización de encuentros nodales que permitieran identificar y sumar nuevos colectivos al SDJC, debido a la falta de recursos para esas actividades planteadas por parte de la Gobernación y la Aecid, situación que llevo a volcar todos los esfuerzos del nodo central en la veeduria, acompañamiento y gestion para la construcción de Mediux.

3. El año pasado a pesar de dificiles circunstancias, se pudo mantener una dinamica de encuentro entre el nodo central y de algunos nodos en invidual como lo fue el nodo Cali, el nodo centro y la viva participación del nodo Buenaventura que a pesar de ser una unica integrante, la labor emprendida no tiene quejas frente a la gestión. Me causa mucha incertidumbre con el devenir del proceso, el ver que no hay una dinámica tal en la actualidad que permita que medianamente funcione el SDJC, pareciera que la dianmica actual parte de intereses puntuales de organizaciones especificas que no han dejado ver claramente a que le juegan y apuestan en este proceso, la desinformación reina.

4. Se habian planteado algunas actividades para este año, como era la construcción de la personeria jurídica, estaba pendiente un contrato con la Camara de comercio de Cali, la realización de la Asamblea del SDJC, en estos momentos veo inexistente muchas de esas actividades, que entraron a definirse como compromisos, y en la actualidad creo que es el caso de muchos de los integrantes que no saben en que esta el proceso de acuerdo a estos compromisos, en algunas ocasiones estuve presente en la construcción de los estatutos hasta cuando estuvieron pendientes de revision de la camara de comercio, se que los presentaron, que les habian hecho recomendaciones y que las trabajaron, en a actualidad no conozco tal docuemento y considero no apropiado la legalización de estos sin una socialización y aprobación en asamblea, igualemente el contrato con camara y comercio dependia en parte de esos estatutos y pues a la fecha como no estan, no se si esa inversión y ese paoyo se haya perdido.

5. Para el punto de la Asamblea, despues de hbaer estado programada y planeada con agenda, se suspendio pendientes de otra fecha porque se consideraba habia poco tiempo para la gestion necesaria para llevarla a cabo y a la fecha no se ha hecho nada. Por otro lado desde el nodo Cali algunas organizaciones plantearon no hacerla debido a que no habian dinámicas nodales, acciones planteadas en los nodos y algunas reuniones previas, siempre se estuvo instando a los Representantes de nodo a convocar, sé de lo dificil de la geografia y la imposibildad económica de algunos jóvenes para encontrarse, eso no excusa ya que esta lo opción virtual y otras cosas; mi inquietud frente al nodo Cali surge en la medida del vencimiento del obstaculo presentado, ¿Se han estado reuniendo?, ¿Han convocado a otro jóvenes mas que a las organizaciones con las cuales tenemos un acercamiento o trabajo?, ¿Cuando se han hecho estas reuniones ya que personalmente no he sido invitado?, o es que el que ya no sea el representante del Nodo Cali excluye mi particpación en las reuniones y por ultimo ¿Donde estan las relatorias o informes de dichas reuniones? ¿Por qué no se han socializado?

6. Por otro lado se de una contratación que El sistema esta adelantando con el el proyecto de Fortalecimiento de la Red Departamental de promotores de derechos humanos a traves de fundación Bugarte, en que va eso, ¿por qué no se ha socializado?, ¿A que obedece que sea bugarte y no otra?, son interrogantes que me gustaria aclarar y considero que los directos relacionados le deben esas claridades al sistema, debido a que el otro año con todos las dificultades del mundo, durante mi representación del nodo cali e interlocutor del SDJC defendi las agendas sobre la mesa y la no preferencia de unos colectivos por encima de otros, hechos que me llevaron a un numero de discusiones y debates con la Gobernación, la Aecid y Organizaciones del SDJC.

7. Ultimo punto, no es claro para el SDJC que ha pasado con la camara perdida de Mediux, nos gustaria que nos aclararan las dudas y cual va a ser la forma de reponerla, otro aspecto que me gustaria tocar, es la selección del administrador de Mediux, se hizo unas capacitaciones y despues de unas postulaciones, se escogieron tres po por parte de la gober, aecid y la javeriana, y terminaba con una entrevista psicologica que creo que ayudaria a discernir la vocación y las posibilidades de la administración de los seleccionados; ¿tanto para que?, realmente el proceso de selección fue el mas adecuado a correspondio a intereses y si fue asi a que tipo de intereses, pero tambien que tan clave fue hacer eso si despues de unos meses el administrador renuncia aludiendo a estancamiento profesional, escasa libertad y la reponsabilidad con Mediux seria igual si no fuera el administrador. ¿QUE TAN EFECTIVO FUE EL PROCESO DE SELECCIÓN?. La eleción de los nuevos administradores, no se ha hecho público el modo como se hizo y los elgidos, esparamos un comunicado por parte de la gober aclarandonos esas dudas.

Siempre se ha dicho que el sistema termina siendo las organizaciones y parches que siempre caen, pero que paso con la vinculación de otros colectivos que sedio en el marco del diplomado para Mediux, que esta haciendo el nodo central para ello, porque recuerdo que en el correo que recibi de Diego gomez, uno de los aspectos por los cuales se me habia quitado del cargo de representante de nodo Cali, era que no estaba asistiendo a las reuniones, 3 de ellas en este año y que no estaba dinamizando el SDJC, cabe preguntar que se ha hecho hasta ahora o ¿Es que los rumbos del proceso esta solo en la mente de algunos que aprovechan este plataforma para intereses individuales?

Los invito a reflexionar sobre lo que escribo y de igual forma planteo la urgencia de la relaización de la Asamblea del SDJC, para poder evaluar esos puntos, pero de la misma forma propongo una re-estructuración del SDJC, que nos permita reconfigurar el territorio y que nos permita definir una apuesta política que oriente en terminos de relaciones e incidencia el accionar del proceso. Creo que los protagonismos, los intereses individuales primando, las agendas ocultas de las organizaciones y la desinformación ha causado que el proceso no tenga ni pies ni cabeza en la actualidad despues de 6 años.

El sistema no es solo mediux, ni tampoco sistemajuvenil.org, estos fueron concebidos como herramientas que nos iban a ayudar a impulsar un proceso mas amplio e incluyente así que no pierdan el norte.

Los invito a que podamos hacer la discusión pertinente y que podamos realizar la asamblea antes del fin de este año para que tomemos decisiones cabe recordar nuestro lema insignia "Sino te sumas te restan", es hora de ser proactivos y propositivos si en verdad queremos un porceso colectivo departamental fuerte.

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jueves, 10 de septiembre de 2009

Sobre la Crisis Política Mundial

Definitivamente estamos en la moda regional de postergarnos en el poder, sin importar las consecuencias de estas frente a la democracia y las constituciones nacioanles. ¿De que sirven las constituciones, de que estas sean las cartas de garantias y derechos de la vida social y política de las naciones, si son tan vulnerables que son modificables por los deseos e intereses particulares de las personas que estan en el poder?

En ésta era ha cambiado el paradigma frente a la conseción de lo que es el pueblo para una nación, del enfoque de las relaciones Pueblo - Gobierno, y de las garantias de éste, nos encontramos que actualmente los gobernantes aprovechan la simpatia que en algunos casos tienen con los publos para reformar leyes y generar lo que ellos llaman para si mismos, "El poder y el Gobierno del pueblo", que mas que sean beneficios colectivos, se convierte en deseos personales visto desde sus propias ópticas. Lo que si es cierto es que de la ignorancia estructural del pueblo comen nuestros gobernanates, que desconocen las realidades de nuestras sociedades y responden a los deseos caudillistas de algunos que se proclaman como los salvadores del nuevo milenio.

Por otro lado tenemos el discurso de la integración regional, lo más peculiar es que mientras unos luchan contra los imperios y las colonizaciones que sufrieron y sufren nuestros pueblos, el primer referente de integración sea el de la comunidad europea, desconociendo las raices de nuestros pueblos y olvidando que antes de nos enconstraran los españoles, nosotros ya existiamos en este continente y como lo muestran algunas investigaciones, hubo todo un sistema económico y político en n uestras tribus y comunidades que les permitia relacionarse y cooperar frente a situaciones y problematicas a fines. Algo para señalar es que NO PODEMOS HABLAR DE INTEGRACIÓN REGIONAL, DESCONOCIENDO NUESTRA HISTORIA Y REALIDADES POLITICAS, SOCIALES, CULTURALES Y ECONÓMICAS DE NUESTRAS NACIONES.


Lo que si es cierto es que se ha avanzado en la contrucción de democracia, de integración, que los y las jóvenes hoy tienen un poco más de poder de participación y de ser escuchados, pero sigue siendo precaria el poder de incidencia, de voto frente a las desiciones que nos afectan y afectan a todos, pero lo más poaradojico es que existen infinidad de redes sociales y plataformas nacionales e internacionales para la interlocución, incidencia e intervención, con politicas definidas, pero que siguen siendo utilizadas como escuelas de politiqueria y de trabajo desarticulado. ¿Cúal es entonces la salidad a esta disyuntiva?